Daniel Hernández
Una forma de incidir en los resultados electorales es ejerciendo la violencia y el sábado pasado se marco lo que podría ser la tónica para este proceso electoral, que tiene como precedente la violenta jornada del 2018 que dejó al menos 11 asesinatos.
Aún no iniciaba campaña Jaime Pérez González para buscar la alcaldía de Acatzingo cuando un comando armado ingresó a su lote de autos y lo acribilló frente a su familia, su hija de 16 años resultó lesionada en el ataque.
Como es costumbre en Puebla, la delincuencia actúa con soberbia, a plena luz del día atacó a un candidato lo que debería encender alertas y provocar una reacción del gobierno de Sergio Salomón y que podría poner en riesgos las actividades criminales, “calentar la plaza” le llaman ellos, pero saben que no ocurrirá.
Pese al antecedente de las violentas elecciones 2018 no hay una estrategia de seguridad que garantice la democracia.
Los ataques no sólo atentan contra la vida de los aspirantes, también influye en el ánimo de los ciudadanos.
La violencia inhibe la participación el día de la votación, determina quienes si pueden exponer sus plataformas y quienes no, es decir quienes le arrebatan el uso de la fuerza al estado determinan quien gana.
Qué garantía tienen los funcionarios de casillas, los observadores electorales, los representantes de partidos y ciudadanos si no hay acciones que den certeza a una participación segura.
El tiempo juega en contra y en Puebla la democracia está en riego.
Arcos de inseguridad
Desde hace dos semanas transportistas han informados a las autoridades de la presencia de camionetas de alta gama utilizadas por delincuentes para robar tractocamiones con mercancía.
El lugar que encontraron con mayores facilidades para someter a los choferes, y por increíble que parezca, es en el Arco de Seguridad de Huejotzingo, una lobo, una Suburban y una Audi, son las que han visto con mayor frecuencia.
El viernes pasado elementos de Coroango se enfrentaron con un grupo delictivo, abatieron a un delincuente y aseguraron una camioneta Voyaguer que estuvo dando vueltas un día antes sobre la autopista en busca de una víctima.
Los choferes que laboran en esa región se han organizado para hacer patrullajes, el jueves evitaron los atracos, pero el viernes no lo consiguieron.
Otro de los puntos rojos para los conductores son los parques industriales en donde se llevan las unidades y privan de la libertad a los conductores.
La investigación no debería ser complicada, los mismos delincuentes le dicen a los operadores: “tranquilo bajamos la mercancía aquí cerca y luego ya te soltamos”.
Es decir, las bodegas donde guardan la mercancía está cerca de donde se cometen los atracos.
¿Que hace falta para que los detengan?