En su paso por México las personas migrantes han encontrado hostigamiento y violencia institucional y mucha estigmatización social
Pedro Alonso | Publicado en LadoBe
San Martín Texmelucan, Pue.- El hambre y el cansancio los sigue. Salieron en caravana hace más de un mes de Tapachula, de la frontera sur de México, con el objetivo de cruzar el país, y en el camino han encontrado violencia institucional: golpes, detenciones, y mucha intolerancia. La más reciente se produjo este viernes, cuando dos personas que formaban parte de la caravana fueron embestidas y atropelladas por un vehículo del Instituto Nacional de Migración.
La caravana que lidera Irineo Mújica con cerca de 500 personas detuvo su marcha en San Martín Texmelucan, ahí pernoctaron antes de retomar su camino con el objetivo de llegar a la Ciudad de México, en donde esperan hacer una visita a la Virgen de Guadalupe y luego concentrarse en el monumento a la Revolución.
Una caravana que ha sido nombrada por las personas migrantes como “Marcha por la Libertad, la Dignidad y la Paz”, pero que ha sido, dice Irineo Mújica, un calvario hasta el momento; que prácticamente caminan torturando y hostigamos por los agentes del Instituto Nacional de Migración y la Guardia Nacional.
Y si bien han conseguido que el gobierno federal les otorgue visas humanitarias, Irineo Mujica sostiene que la corrupción que existe en el Instituto Nacional de Migración (INM) ha permitido que se vendan hasta en 300 dólares.
Esa misma corrupción, sostuvo el líder migrante fue responsable del accidente que se registró en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas donde perdieron la vida más de cincuenta migrantes, pues pasaron por varios retenes del INM sin que nadie detectara el vehículo y el hacinamiento en el que viajaban las personas.
Agresiones a caravana en territorio poblano
Tras reiniciar su marcha sobre la autopista México-Puebla, los migrantes ocuparon algunos carriles de la vialidad y comenzaron a caminar. Y comenzó el hostigamiento de las autoridades federales.
A la altura del kilómetro 80, en inmediaciones del municipio de San Matías Tlalancaleca, el último municipio poblano en su colindancia con el Estado de México, persona identificado como Grupo Beta del INM impidió con golpes y jaloneos que un grupo de personas en marcha abordaran una unidad de carga que se había detenido para darles un raid.
Al tener conocimiento de lo ocurrido, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) inmediatamente armó un diálogo entre los representantes de los migrantes y la Guardia Nacional para garantizar la tranquilidad en el trayecto. Aunque la chispa ya se había encendido.
A la altura de la gasolinera del paraje conocido como Palmillas, sobre la autopista México-Puebla, la caravana se encontró con dos unidades del INM, por lo que un grupo de migrantes tomó piedras y las empezaron a lanzar contra los vehículos oficiales, en venganzas, o desquite por las agresiones que habían sufrido sus compañeros.
Fue durante su huida de las unidades oficiales cuando atropellaron a dos personas, una mujer de 52 años y un hombre de 69, ambos de El Salvador, quienes tras la embestida del vehículo quedaron tendidas en el asfalto.
Ante la tardanza de la ambulancia, un grupo de migrantes, al notar que llegaba más personal del INM, quienes venían custodiando a los últimos migrantes fueron agredidos con piedras.
Fue en este hecho cuando un elemento del INM resultó lesionado con un piedrazo en la cabeza, por lo que unos migrantes lo resguardaron, incluso se enfrentaron a sus propios compañeros de la caravana, para que ya no fuera agredido.
El estigma de la caravana de migrantes
El cruce de los grupos migrantes por la comunidad de Santa Rita Tlahuapan, tal y como sucedió en San Martín Texmelucan, provocó que comenzaran a circular mensajes por grupos de WhatsApp vecinales y familiares anunciando el arribó de migrantes y con la recomendación de que cerraran los negocios para que no fueran víctimas del vandalismo.
Incluso celebraban que había Guardia Nacional en las inmediaciones para que no robaran en los negocios.
Lo mismo pasó en los negocios sobre la autopista México-Puebla, donde al ver llegar a los migrantes, cerraron sus negocios, como una manera de prevenir un robo.
Sin embargo, hubo habitantes de Texmelucan y Tlahuapa que se organizaron y llevaron alimentos a los migrantes en los albergues.
No queremos quedarnos en México
Por otro lado, los migrantes en su caminar, han señalado que no quieren vivir en México, que los han tratado muy mal, no solo las autoridades sino los mismos pobladores, los ciudadanos, los mexicanos.
“Si estuvieran en mi país, les tendemos la mano, aunque sea un vaso de agua les ofrecemos, aquí nos cierran los negocios donde queremos comprar alimentos, una bebida para quitar la sed”.