En 2022, el mundo desperdició 1.050 millones de toneladas de alimentos. Los datos son del el Índice de desperdicio de alimentos 2024, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Esto supone el desperdicio de una quinta parte (19%) de los alimentos disponibles para los consumidores, un desperdicio procedente tanto del comercio minorista como de los hogares y los proveedores de servicios alimentarios. A esto hay que añadir que el 13% de los alimentos se pierden en la cadena de suministro en el período comprendido entre después de la cosecha y la venta al por menor, según estimaciones de la FAO.
La mayor parte del desperdicio mundial de alimentos procede de los hogares. Del total de alimentos desperdiciados en 2022, los hogares fueron responsables de 631 millones de toneladas, equivalentes al 60%; el sector de proveedores de servicios alimentarios, de 290 millones; y el sector de minoristas, de 131 millones.
El informe analizó once países de Latinoamérica y el Caribe y determinó que República Dominicana representa el porcentaje más alto de desperdicio de alimentos en hogares: 160 kg per cápita en 2022. En el extremo contrario se encuentra Colombia, con 70 kg per cápita.
Reducir el desperdicio de alimentos aporta beneficios adicionales. La pérdida y el desperdicio de alimentos generan entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), lo que representa casi cinco veces las emisiones totales del sector de la aviación. Una pérdida que contrasta con la situación actual en la que 783 millones de personas que padecen hambre y un tercio de la humanidad se enfrenta a la inseguridad alimentaria.
En los hogares se desperdician al menos 1.000 millones raciones de comida cada día. En promedio, cada persona desperdicia 79 kg de comida al año. Cada día se desperdicia en los hogares de todo el mundo el equivalente a al menos 1.000 millones de raciones de comida comestibles, según un cálculo muy conservador de la proporción de alimentos comestibles desperdiciados. Esta cifra de desperdicio equivaldría a brindar 1,3 comidas diarias para todas las personas que padecen hambre en el mundo.