El Partido de la Revolución Democrática (PRD), una de las fuerzas políticas más influyentes de México durante las últimas décadas, ha perdido su registro al no alcanzar el umbral del 3% en las recientes elecciones. Este hecho marca el fin de una era en la política mexicana y nos invita a reflexionar sobre la trayectoria e impacto de este partido que, en su momento, representó la esperanza de un cambio democrático en el país.
Hace 35 años, en una asamblea nacional en Oaxtepec, Morelos, nacía el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Desde su fundación, el PRD se convirtió en una de las tres fuerzas políticas más importantes de México. Su línea programática se centró en la transformación pacífica del sistema capitalista a través de vías electorales, buscando un modelo propio de desarrollo y progreso para la sociedad¹.
Nacimiento y Consolidación
El PRD fue fundado el 5 de mayo de 1989 como resultado de la unión de diversas corrientes de izquierda, movimientos sociales y disidentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Entre sus fundadores destacan figuras emblemáticas como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, quienes encabezaron la llamada «Corriente Democrática» del PRI, crítica de las prácticas autoritarias y corruptas del partido hegemónico.
La formación del PRD fue una respuesta directa a la controvertida elección presidencial de 1988, en la que Cuauhtémoc Cárdenas, candidato de la coalición Frente Democrático Nacional (precursora del PRD), denunció un fraude electoral que dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari del PRI. Este evento galvanizó a muchos mexicanos en torno a la necesidad de una verdadera alternancia democrática.
Años de Lucha y Triunfos Electorales
Durante la década de los 90 y principios de los 2000, el PRD se consolidó como la principal fuerza de oposición al PRI. En 1997, el partido obtuvo una histórica victoria cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Este triunfo marcó el inicio de una serie de administraciones perredistas en la capital del país, con líderes como Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, quienes implementaron políticas progresistas y programas sociales que transformaron la ciudad.
El PRD también jugó un papel crucial en la transición democrática de México, impulsando reformas electorales y apoyando la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), precursor del actual Instituto Nacional Electoral (INE). Estas reformas fueron fundamentales para garantizar elecciones más transparentes y equitativas.
Divisiones Internas y Desgaste
A pesar de sus éxitos, el PRD nunca estuvo exento de conflictos internos. Las diferencias ideológicas y las luchas por el poder entre sus diversas facciones llevaron a rupturas significativas. La más notable fue la salida de Andrés Manuel López Obrador, quien fundó el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en 2014, llevándose consigo a una gran parte de la base militante y del electorado del PRD.
La pérdida de figuras clave y la falta de una visión unificada llevaron al debilitamiento del partido. En las elecciones presidenciales de 2018, el PRD decidió aliarse con el Partido Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano en la coalición «Por México al Frente», una decisión que muchos de sus seguidores consideraron contradictoria a sus principios fundacionales.
Declive y Pérdida del Registro
El desgaste acumulado, las alianzas cuestionables y la competencia con Morena fueron factores determinantes en la caída del PRD. En las elecciones de 2024, el partido obtuvo menos del 3% de los votos, lo que según la ley electoral mexicana, resultó en la pérdida de su registro como partido político nacional.
Legado y Futuro
El impacto del PRD en la política mexicana es innegable. Fue un catalizador de la democratización del país, promovió reformas clave y gobernó la Ciudad de México con una agenda progresista que sirvió de modelo para otras entidades. Sin embargo, su declive también sirve como una lección sobre la importancia de la unidad y la coherencia ideológica en la política.
El fin del PRD como partido registrado marca un punto de inflexión en la historia política de México. Aunque su nombre pueda desaparecer del panorama electoral, su legado y las enseñanzas de sus éxitos y fracasos seguirán siendo relevantes para las futuras generaciones de políticos y ciudadanos mexicanos.
Este cierre de ciclo nos invita a reflexionar sobre la evolución de la izquierda en México y el constante cambio en el tablero político, siempre en busca de nuevas formas de representar y mejorar la vida de los mexicanos.
En resumen, el PRD dejó una huella importante en la política mexicana, impulsando cambios en el sistema electoral y de partidos. Aunque su futuro es incierto, su legado perdura.