Maricruz Martínez Cortéz radicaba en el municipio de Juan C. Bonilla, es madre soltera de cuatro menores y trabajaba en Huejotzingo como guardia de seguridad
ContraReplica
Maricruz Martínez Cortéz salió el 1 de abril de su casa en el municipio de Juan C. Bonilla rumbo a Estados Unidos, buscaba el “sueño americano” para poder mantener a sus cuatro hijos, pero en el camino al cruzar el Río Bravo, sus familiares le perdieron el rastro y desde ese día no han vuelto a saber de ella.
Ella viajaba con seis personas más, entre ellos sus primos, quienes relataron a su madre Juliana que lograron cruzar el río en lancha, pero que al llegar “al otro lado”, después de pasar un túnel para esconderse de los guardias fronterizos, ya no pudo continuar.
Sus familiares la dejaron para que la detuvieran y fuera deportada, le dieron un encendedor y le dijeron que prendiera una fogata para que la localizaran los guardias, se alejaron y vieron cómo encendió el fuego a lo lejos, y esa fue la última vez que la vieron.
Un amigo de Maricruz relató a ContraRéplica Puebla que el 4 de abril, ella lo quiso contactar, pero no pudo responderle, sólo quedó el registro de su llamada perdida en su celular.
Maricruz tiene 32 años de edad, es madre soltera, trabajaba en Huejotzingo como guardia de seguridad y las jornadas largas de pie no podía aguantarlas por mucho tiempo, por eso creen que no pudo continuar el camino para llegar a donde la esperaban otros familiares y con quienes trabajaría.
Uno de sus amigos sabe que sus primos que la acompañaban lograron avanzar, pero más adelante fueron detenidos y repatriados a México, los dejaron en Reynosa Tamaulipas, al intentar contactar “al coyote”, fueron secuestrados y según le relataron, el Ejército llegó y fueron rescatados. Así regresaron a su casa.
Algunos de sus seres queridos y familiares que viven en Estados Unidos han buscado en los centros de detención de migrantes para saber si la detuvieron cuando encendió la fogata, pero no hay registro de su paradero.
Al buscar a Maricruz, su madre recibió una llamada en la que le aseguraron que la tenían secuestrada, le pidieron 20 mil pesos que consiguieron prestados y depositaron a donde les dijeron, pero ya no los volvieron a contactar.
En la búsqueda han recibido más llamadas, en las que le piden dinero a cambio de informes, pero ya han evitado responder por temor a que los vuelvan a extorsionar.
“Nosotros no tenemos dinero y menos ahora que hay que ver por sus cuatro hijos, porque no sabemos qué pasó con ella”, agregó Juliana, su madre, al pedir apoyo para localizar a su hija, al ser de escasos recursos y no contar con más asesoría de qué hacer para dar con su paradero.