Daniel Hernández
Como si fuera un elefante que las autoridades no quieren ver, la delincuencia da muestra de su soberbia ante el gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
La noche de este miércoles la directora del penal de San Miguel, María del Rayo Farfán, que, aunque no lo parezca ha sido una pieza clave en materia de seguridad.
Desde su nombramiento, se destruyó “El Pueblito” construido al interior del centro penitenciario, se investigó, aseguró y demolió al comercio ambulante que realizaba actividades ilícitas en complicidad con personas privadas de la libertad.
Traslados de reos peligros, se quitaron negocios, se regularon las visitas, entre muchas otras cosas, que obviamente afectaron intereses.
El lunes pasado la amenazaron con una narcomanta instalada en el puente del periférico y la 14 Sur, una zona de alta movilidad en la que los delincuentes no temieron por ser capturados.
Y la noche del miércoles, dos sujetos en una moto materializaron la amenaza, ciertamente con las armas que usaron era difícil que pudieran herir a la funcionaria.
Pero demostraron que tienen la inteligencia suficiente para darle seguimiento a su objetivo, identificar vehículos, detectar vulnerabilidades y conocimiento de rutas y actividades, aunque lo quieran minimizar, poca cosa no es.
Si bien han ocurrido lamentables ataques contra policías, una atentado contra un mando no recuerdo desde agosto de 2008 cuando el entonces subprocurador de averiguaciones previas, Víctor Pérez Dorantes, fue blanco de un ataque.
Así ese elefante que solo el gobierno del estado no ve, mató y emplayó a dos mujeres y un hombre presuntamente colombianos.
Provocó un derrame de combustible poniendo en riesgo a los ciudadanos.
Asesinó frente a una secundaria a un líder narcomenudista que iba a recoger a su hijo.
Pero la atención está centrada en los jaloneas de quienes quieren llegar al poder, aunque no sepan qué hacer con él que no se llenarse los bolsillos de dinero.